domingo, 27 de enero de 2013

Bueno, pues a ver cómo os cuento esto. El viernes en la hora del almuerzo hablaba con mi compañera R. Sobre cómo buscar un fetiche al que adorar y que lográsemos tener un seguimiento masivo de seguidores, de repente la conversación dio un giro inesperado y comenzamos a hablar sobre como nos gustaban los patitos de goma los típicos patitos para la ducha, vamos los que un 90% de los españoles tiene en su casa como decoración del baño. Y indagando nos enteramos en que en Lavapies existe la Iglesia Patólica y allí que nos fuimos el sábado por la mañana, después de desayunar un buen bocadillo de fuet. Al llegar te explican que hay un pequeño museo (muy pequeñito), donde tienes patos de todas las maneras y de todas las ideologías, si amigos hay patos con cresta, patos indignados y patos muy limpios, como los que anuncian en la televisión para limpiar el baño. Después de visitar el pequeño museo fuimos a la celebración de una de las misas y claro allí estaba el gran templo del pato rey, el mas puro el típico pato amarillo de goma. Lo bueno es que llegamos justo en el momento en el que había una boda y una mujer se casaba con su perro por que según palabras de ella misma, nunca encontró un alma gemela en un hombre ni en una mujer y a lo largo de su vida siempre contempló la idea de casarse con su perro,total que le dimos unos sonoros besos de alegría y la enhorabuena de que aquella entrañable mujer por fin hubiese encontrado su alma gemela. Pero como ayer fue un día de suerte para mi amiga y para mi, luego decidieron dar una conferencia sobre el ateísmo, una manera de vivir como otra cualquiera y mi alucinamiento iba creciendo cada vez más. He de deciros que me lo pasé tan bien que puede que algún día vuelva y mientras tanto he decidido que la mejor manera de honrar a mi pato es dejarlo justamente dónde está. En el cuarto de baño. Besos.

1 comentario:

Toronto dijo...

Me ha encantado tu experiencia pato espiritual! Y lo dela boda con el perro es TOTAL! Además, como lo explicas es genial, tirando de aquello de lo real que siempre supera a la ficción has escrito un cuento redondo!