sábado, 13 de marzo de 2010
Las virgenes suicidas.
Hola.
He entrado en mi habitación,mi remanso de paz.
Me he situado delante de mi estantería donde guardo mis tesoros,he cerrado los ojos y he elegido un libro al azar.
La mañana en que a la última hija de los Lisbon le tocó el turno de suicidarse-esta vez fue Mary con somníferos,como Therese-,los dos sanitarios llegaron a su casa sabiendo exactamente dónde estaba el cajón con los cuchillos y el horno de gas y dónde la viga del sótano en la que podía atarse una cuerda.A nosotros nos pareció que,como siempre,salían demasiado lentamente de la ambulancia,mientras el gordo decía en voz baja:
-Qué no es la tele,tíos,aquí no hay que correr.
Jeffrey Eugenides nos regaló una novela muy original y expléndidamente escrita.
Besos.
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